Un trípode de poder (parte 2)



(II) Religión: Un transexual en el confesionario

El padre, alto, joven, hincha del Rojo
aunque no crea en el infierno,
está desolado con el penitente
que se arrodilla frente a él.
 

Tiresias llena la ficha de afiliación
y en el recuadrito que interroga ¿sexo?
hace una llamada en Observaciones:
un rato varón, después mujer
y ahora otra vez com falo falar.
 


El suyo es un caso para las
altas esferas terrenales
le adelanta el párroco
y su solicitud puede llevar
varios años le aclaro.
Acabamos de archivar
el Caso Galileo así que
vaya llevando
le dice

al adivino desde adentro
del quiosquito ultraterreno.
 

El cieguito está desencantado
ya se imaginaba cruzado

reclutando pobres con sed de desquitarse  
de esta vida de mierda pero esperate que en la otra…
o asesorando a la banca de la ciudad real
esa que tranzaron con il Duce.
Y ahora esto.
Adivinen qué,
pareciera decirnos,
me hice veinticinco siglos al pedo.


Sobre la Maga, Cortázar y el amor.



Realmento no me pidan que argumente porque quiero publicar este texto, léanlo y van a entender.
Al igual que a la persona que lo subió al blog de dónde yo lo tomé, me conmovió. 
Reflexiones a partir del personaje de Julio, empatías, semejanzas.  
¿Qué nos pasaría si pudieramos descubrir para quién fuimos la Maga? 
¿Nos animariamos a decirnos quién fue nuestra Maga?
Un amor a fuego lento, torturado, intenso, vertebrador, orgánico.
Ese que està ahi...pulsando desde el fondo.

Ahhh, si no lo entienden puede ser que no se hayan acercado nunca a Rayuela, a Julio, o al amor.




¿QUIÉN NO QUIERE SER LA MAGA?

Publicado el Jueves, 18 de Enero de 2007 11:54 a.m.

Este texto lo encontré perdido por ahí..., no conozco la autora, pero quien haya sido que lo escribió (su nombre está al pie del post) no pudo haber escrito algo mejor sobre lo que es este personaje.

La idea es que lo lean..., de todas formas, es demasiado lindo el texto y no podía faltar acá.

**********



Todos queremos ser La Maga



¿Quien no se ha internado alguna vez en el mundo Maga? Ese mundo lleno de colores pasteles y aroma a café y tabaco, donde la mirada cómplice de esta mujer tan especial nos ha llevado por esos caminitos de Francia. Si alguien contesta que no, le recomiendo con toda las ansias de estos ojos lectores, que se metan en el Mundo Maga, en el Mundo Rayuela, en el Mundo Cortázar, y que se unten de esa magia inconcebible?



Y

La Maga se esconde, huidiza, espiando por la vidriera. Uno la busca con descaro, siempre simulando no estar esperando encontrar nada, a nadie. La Maga lo sabe, se divierte. La Maga es esa pequeña mujer de polleras gitanas, quizás, ojos de calidoscopio, sonrisa gatuna. Corazón distante, galopante, sincero, bruto. Nadie sabe porque la busca, esa necesidad de inocencia, quizás una simple simpleza. Nadie sabe nadie espera. Todos nos quedamos con un resquicio de ella luego de despegar los ojos de las páginas de Rayuela.

Quien no ha intentado encontrarla, a la vuelta de la esquina. Quien no ha pasado un buen rato intentando saber que habrá sido de su vida. Quien no se pregunto de donde saco fuerzas para partir de esa manera, luego de que Rocamadour se hundió en una muerte silenciosa.

Pero, ¿quien soy yo, al fin de cuentas, para ponerme a hablar de ella?, ¿Qué descarado derecho tengo? No lo se, pero debo decir, la busco, y a veces puedo encontrarla.



La Maga vive, más allá de Rayuela. Cuantas veces, rodeada de esos fanáticos que no paraban de saltar de la tierra al cielo, me he tropezado con ella en palabras ajenas. ?Yo soy La Maga! Y vos sos Talita? me decía una amiga.

En esos tiempos, alguien me había bautizado bajo el personaje de Atalía, era digamos, mi nueva identidad. Nunca me habían explicado porque, nunca supe que había de mi en ella, por lo cual tuve que sumergirme en Rayuela, ese libro que, tantas (TANTAS) veces quise leer, pero quien sabe, por una u otra elección azarosa a la hora de comprar libros, nunca lo había leído.

Una vez bañada en esos mares cortazianos, pude entender, digamos, algo. Pero sin embargo, me preguntaba porque no podía ser La Maga. Me encontraba en sus pasos, en esa manera consentida de ver la vida. Me hallaba parada en el medio de la calle, al igual que ella, para mirar desde el medio de la calle una vista del Panteón a lo lejos, siempre mucho mejor que la vista que se tenía desde la vereda. Eran simplezas, vulgaridades, eran La Maga. Era Paris, tal vez. Era ella, quería ser yo. Pero de repente no era la única, muchas querían ser La Maga. No solo era yo, había algo mas, algo que nos atrapaba, pero ¿Qué era? Comencé a preocuparme.

Y ahí lo descubrí, o presumí entenderlo. No era simplemente La Maga, otro eslabón se sumaba a esa cadena interminable de deseos y coincidencias: Oliveira. Abrí los ojos, y descubrí que ella era a través de los ojos de Oliveira. Claro! Como no me di cuenta antes! Todas queríamos ser La Maga de Oliveira, todas queríamos ese amor enfermizo, desdeñable y hasta descartadle. Ese amor que te consume, que te da como te quita las ganas de vivir. Todas queríamos quedar clavadas y sangrar en algún corazón, luego de nuestra partida irrevocable.

Oh, resulto ser que todo se trataba del amor. Todo se reducía a vislumbrar ese camino en el cual se pasa de ser un estorbo inquieto en la vida de alguien, a ser ese gran amor que se perdió y no se deja de buscar en una vida entera. Todas queríamos ser la espina enterrada en la uña de algún Oliveira. Allí entendí, finalmente.



La Maga, con sus errores, con su ignorancia a cuestas, con esa manera desdeñable y desordenada de vivir la vida, con su inocencia y despilfarro, se había convertido en la espina en la uña de cada una de esas mujeres que deseaban que alguien las amara así de fuerte.

Pero de allí, aclarado el tema, surgieron mas cuestiones: ¿Que hombre se animaría a tener una Maga en su vida? ¿Son acaso esos amores que se buscan pero jamás se encuentran? ¿Cuántas veces hemos quedado en algún corazón dañado y no nos hemos enterado?

Mientras, es posible seguir encontrándola. Por esos azares de la vida, la persona que me llamo Talita, aquel amor que me presto Rayuela, no existe mas en este, mi corazón. Por esas casualidades que jamás llegaremos a entender, el libro se partió a la mitad, y al pelearnos, sin querer, cada uno se quedo con una mitad del libro. Aun puedo encontrar a La Maga en esa mitad, inconclusa, que llega hasta el capitulo 22. Quien sabe, quizás, yo soy esa Maga, clavada en su uña. Como saberlo. Acaso, todos tenemos ese amor clavado aquí. Deberíamos conformarnos con que, todos los Oliveira, tienen a alguna Maga que no pueden olvidar. Y, tal vez, a veces podríamos ser ella, sin enterarnos.

Nuria Fleita Zain

ELLAS




Lùcidas aquellas sombras
que concurren a mis noches
sin pedirme permiso.
Agolpadas están detràs de la sábana;
arrodillándose en procesiones interminables
agobian sus letanías
el escaso rincón,
la hora del basta.
Lúcidas e inflexibles
resisten mis embates
acunándome la locura.
Secretamente han gestado en mi
la boca oxidada de lo que vendrá,
la frenética herramienta 
de los momentos de silencio.
Lúcidas,
más que yo.

Chachawarmi


en el corazón de invierno
el frío nos mueve hacia adentro
                           hacia nosotros

nos volvemos semilla que espera al calor de la tierra
quizás una promesa de primavera o verano,
           un viaje por las tripas desgarradas
           de una América profunda.

mientras sentimos ese calor
                             el calor de un bebé
                             en el aguayo de una chola
                                           vemos toda la chachawarmi
                                           desplegándose a nuestro alrededor

el agua y su cíclico volver a caer
evaporarse y volverse líquida

el caos que se presume humano
el orden que se plantea cosmos

es lírico ver el pasto blanco de rocío
                 una tiniebla en la madrugada

subir a la cima de la montaña para volver a caer en el desamparo más absoluto
redondear el saber por dónde menos se mide, por algo que pasa por otro lado

y así somos como luciérnagas
vamos alumbrándonos
           difuminándonos
                       en la madrugada

jugando a que somos miles
cuando sólo somos dos en la cama

Camiones




Son camiones que atraviesan la llanura
los que se sienten de noche
desde casa
silbando por la ruta 6
rumbo a Cañuelas
o al puerto de Campana
a cargar
o a descargar
alguna mercancía
imprescindible
para la permanente expansión
de lo posible
en términos de apetitos
y ambiciones
y nosotros
a la distancia
apenas escuchamos los camiones.

Galgos





Viajando en una moto de baja cilindrada
enjuto entre las piernas
que aprietan las costillas
y la soga desvaída
que sujeta y comanda
mirada quebradiza
huesos profundos
pellejo vertebrado sobre un tanque de nafta
a internarse en los desechos
va el galgo de las barriadas
a repasar paciente los confines
los últimos sostenes de la pampa
a intentar quitarle a la llanura
lo que la llanura resguarda
una liebre perdida entre las quintas
los cementerios de lujo
los criaderos de pollos
los complejos exclusivos de calle perimetrada
va presto a escudriñar los pajonales
el galgo de las ranchadas
a escrutar el fundamento de la vida
oculto en los arrabales de la mirada
retazos mal zurcidos de una tierra
dividida de antemano
que fatiga y apresura
la orden cruda del amo
y el galgo bravo corre
y corre
sin desánimo
buscando la presa
que remedie la mesa
con la promesa sólida del plato
destreza deportiva aguijoneada
por los ojos que lo siguen
venturosos
tras sus pasos
y conminan el regreso esperanzados
materia fustigada entre los dientes
justicia desangrada entre las manos
galgos
fieles compañeros
zancada redentora de los necesitados.

Creatividad del Homo faber



Me estaba bañando y el Sarmiento volvió a darme letra. Me explico. Vivo a la vuelta de la estación de trenes, y esté en la habitación que esté, si escucho la potente bocina de las locomotoras no puedo dejar de calcular, por ejemplo: es el de las 15:47 rumbo a Mercedes que pasa 20 minutos tarde.
Pero ahora, en el ahora del baño, escucho una bocina especial: es la del maquinista que toca "ta tarara ta", como el del programa de Carlitos Balá, pero sin el griterío de los chicos que en el estudio del viejo Canal 7 y ante este estímulo del humorista, le respondían a coro "¡Balá!". Hacía rato que no escuchaba a este muchacho de la Fraternidad que tiene la grata cualidad de hacer su trabajo de una manera especial, por eso es reconocible aunque nunca lo haya visto. Y mientras seguía con el ejercicio de la esponja y el champú (la ducha es un lugar de silencio y reposo ideal para pensar, más aún si es de inmersión, lástima que no tengo ni tuve bañadera), decía que mientras seguía duchándome, me acordé de esa escena de Tiempos Modernos en donde Charlotte tiene que trabajar de sereno de un centro comercial, y cumple con sus recorridas no caminando sino sobre patines: a un trabajo rutinario, él le ponía la creatividad de hacerlo sobre ruedas y así volvía original lo que hubiese sido monótono y repetitivo.
Claro, Chaplin había leído a Marx y sabía que el trabajo, con su rutina implacable, aliena las mentes y oscurece los corazones. Y pensaba que este maquinista (nebulosos como suelen viajar, ocultos tras las cabinas enrejadas) estaba haciendo lo mismo: se diferenciaba de sus compañeros, y se volvía único, especial, gracias al solo ejercicio de tocar la bocina de su locomotora de una manera distinta, con esa musiquita que rompe la monotonía de la pampa férrea y que a mí me recuerda las tardes frente al televisor con Carlitos Balá que incitaba a los nenitos que tenían la suerte de verlo allí mismo, en el estudio, a responderle con un ensordecedor "¡Balá!".

Reunión (modelo para armar 2013)


Sobre Inland Empire de David Lynch


Tres hombres acribillan al acróbata demente. Lo dijeron ayer los diarios, salió hasta en la Capital. Un acróbata demente muerto por no ser santo inquisidor de la politización absurda. La ley espera dar su veredicto pero, tan atados a las leyes andan, que la soga es imposible no cortarse. Parece que los diarios encontraron vestigios del acróbata muerto, gritó que no se organizaran en la fiesta del plan quinquenal. Mientras los quinientos hombres convertían sus dedos en cajetas abiertas o hacían un fist fucking al aire. “La revolución será alegórica o no será” dijo David Lynch filmando Inland Empire. Ustedes succionarán sangre joven y dejarán que los triceps se vuelvan débiles. Ustedes, los que nada entienden de encarnar el virus, de vivir con la alita rota - la de Lemebel- llaman revolución a cualquier cosa. El acróbata demente fue cortajeado y ahora el futuro ya fue y llegó hace rato (y pasó y volvió a pasar tantas veces....). El cuenco de agua que este actor tenía en su casa si se quiere vaciar, se llena de nuevo. Tiempo espiral es el que nos depara en una sobreactuación de gestualidades que parecen razonables pero que para uno parece tan lejano. El pasado revival. “Nikki, una actriz casada, recibe una oferta para trabajar en una película, la cual sera dirigida por Kingsley. En ella tendrá como partenaire a Devon, con el que tendrá una aventura. Durante el rodaje se creará un clima extraño y onírico, y los actores empezarán a llamarse por el nombre de sus personajes, Susan y Billy, y la confusión se apoderará de sus vidas.” Esto dice el diario hablando de la muerte del acróbata demente, pero siempre se trata de otra cosa. "Todo porque forma parte de la iglesia evangelista de los cantautores muertos" gritarán los ateos religiosos y quizás tienen razón.




La aguja que la venda descose

En la última reunión de La Calle de la Luna, surgió un pequeño debate alrededor de una invitación para leer en un homenaje a Dardo Dorronzoro, herrero, poeta y militante lujanense desaparecido por la última dictadura militar en Argentina. Nos preguntábamos si valorábamos a Dardo por sus opciones de vida o por su obra literaria. Coincidíamos en  que, en general es lo primero que da valor a lo segundo, pero que nos proponíamos leer su obra y revisarla en términos estéticos y literarios.  Ahora bien, la pregunta es la siguiente: ¿se puede disociar lo primero de lo segundo? Yo creo que no. Nunca. Jamás. Es imposible.
Como la vida, la literatura está llena de bellos caminos coincidentes y esta semana me topé con otro escritor y poeta que viene a reafirmar mi hipótesis: Camilo Blajaquis. Camilo en realidad se llama César González, nació en la villa Carlos Gardel y pasó varios años de su corta vida en institutos de menores con régimen cerrado y cárceles de adultos, luego de cumplida su mayoría de edad. Y aquí surge otra pregunta: ¿qué es lo que hace que hoy yo esté escribiendo sobre este pibe y no sobre los miles y miles que han pasado por estas despreciables instituciones cerradas? Es que, de éstos últimos hay interminables ensayos sociológicos, escritos sobre derechos humanos, declaraciones internacionales incorporadas a la Constitución Nacional y notas periodísticas. Pero Camilo es un poeta. En el 2010 editó su primer libro de poemas, que ya va por su tercera edición: La venganza del cordero atado en Ediciones Continente.
A pesar de mi resistencia a equiparar la idea de crecimiento con la de evolución, puede decirse que hay una evolución en la escritura de este poeta, desde sus primeros escritos en el Instituto Agote hasta su salida en libertad condicional, donde culmina el libro. Y esta génesis está vinculada al caudal de libros que Camilo ha podido leer en sus años de encierro, su acercamiento a poetas, novelistas, filósofos existencialistas y tantos otros, que seguramente a mí, simple lectoescritora aficionada, me demorará muchos años poder conocer. Camilo es ante todo un lector, un exquisito lector tumbero. ¿Y por qué esta última adjetivación?  Por lo mismo del principio, porque la obra de este poeta, es indisociable de su realidad de pibe nacido en una villa, perseguido por la policía aún antes de cometer cualquier delito, juzgado por una sociedad que impone el consumo como norma cultural por excelencia  y les ofrece cual espejos de colores a tantos corderos,  un par de llantas nikes, una campera adidas posta y un fierro de contracara.
Quiero destacar de la obra de Camilo la riqueza de recursos poéticos utilizada ya en sus primeros  poemas en el Instituto Agote,  como Siesta en el Agote (P.54)
“Abandono el hábito innecesario de todos los días para masturbarme con la fragancia a revista que tienen las estatuas de mujeres que viven dentro de mi pared”
…” cuatro botas se fuman un cigarrillo mirando el encierro desde debajo de una baldosa”
La capacidad de conjugar la materialidad capitalista con una sensibilidad que excede ampliamente lo que un sistema de producción puede imponernos y que  está marcada por una rebeldía esperanzadora. En Simplemente Sensaciones (p.82), escrito en el Penal de Ezeiza, aparecen las palabras  fragmentadas, como la propia vida de Camilo, enlazadas sólo a través del poder lúdico de la poesía:
“Nike, Adidas, Reebok
Chorros, rastreos, violines
Traslado, cansancio, dolor,
Sangre, rezo, esperanza”…
Camilo también cuenta con una riquísima prosa poética y descriptiva, de la que destaco Villas: La Vida en un mundo aparte o así se vive apartado del mundo (p.49)
“Las madres que lloran la muerte del hijo chorro en velorios propios y ajenos.
Más patadas que gambetas en el campeonato de fútbol, los domingos a la tarde. El aire intoxicado por el porro cortado que está vendiendo hoy la transa. Los evangelistas y sus gritos. Los perros persiguiendo las motos.
El guiso salvador al mediodía, el mismo guiso a la noche, lo que quede del guiso mañana”. 
Y volviendo a las coincidencias en la literatura, luego de leer un bello poema de Perlongher que nos ofreciera MEM en La Calle de la Luna, y de adentrarme en la musicalidad y musculatura de las palabras que propone este escritor, me topé con Fantasma Imperceptible (p.43), escrito por Camilo en el Sanchez Picado, ya muy cerquita de la libertad (valga esto también para su escritura).
…“amnesia del síntoma
tus miedos absueltos
deambulan eternos
alumbra el alambre
astillan el llanto
hechizo del cuelgue
bendice mi agua”…
Para concluir, es destacable que Camilo en su obra, al igual que muchos poetas, plantee qué es lo que debe hacer un poeta. Y en su qué-hacer, en el que quizás (o no) predomina la escritura por sobre otras praxis, plantea algo muy similar a lo que Dardo nos decía ya en su poema Declaración Jurada. Se escribe como se vive, prologó una vez un amigo escritor y tanto Dardo como Camilo engalanan  esta consigna:
“Porque todo antes de ser poesía debe pasar por mi corazón, darlo vuelta con el grito para arriba, colocarlo cara al alba, cara al cielo. Todo debe pasar por mi sangre, por mis huesos, por mi respiración, por el corazón de mi sangre.
Pues yo soy un poeta no un hacedor de versos bonitos. Yo soy un poeta que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van sin haber llegado, a los que a veces sonríen, a los que a veces sueñan, a los que a veces les crece un fusil en las manos y salen a morir por la vida.
En suma: yo he sido, soy y seré un poeta revolucionario. Sobre mi tumba verán florecer un puño.”
Fragmento de Declaración Jurada de Dardo Dorronzoro.

“La voz del poeta tiene que ser la reunión de varias voces,
la explosión de todos los sonidos
la fragancia de muchas heridas abiertas
la aguja que la venda descose
la magia que convenza
de callarse a los vagones”

Fragmento de Ferrocarril Angustia de Camilo Blajaquis.

Nosotres


I.

Marina sabe
que el dolor es cercano
al amor limpio

II.

Marcos come unas
tortas fritas hechas por
mi tranquilidad

III.

la rebeldía
consiste en mirar a
los ojos doble

IV.

nosotres somos
mar de dudas con una
latencia vital

V.

toco tu mano
y veo el universo
hablando vivo

VI.

Marina duerme
piensa en nociones

profundas nadas

Mi amigo Lawrence

                                                                                                      por Lucía Rodríguez

Me hubiera gustado ser él. En marzo cumplió 94 años. Las biografías dicen que tuvo una infancia difícil, que estuvo en la segunda guerra mundial, que es pintor, poeta, traductor, y dramaturgo. Es un tano criado en Francia y Estados Unidos, que sabe de la tristeza y de la muerte pero tiene un canto en el corazón. Él se animó a editar “Aullido” y lo leyeron en su librerìa-editorial City Lights, en San Francisco. De los poetas beat es el de perfil más bajo, el único vivo; pareciera que prefiere ser un laburante y seguir en el día a día en vez de estar muerto en el podio.
Cuando siento que me estoy cayendo, le agarro la mano, entonces me quedo contemplando su obra, (como él se queda con este instante de vida salvaje), muda,  asombrada, enamorada. 



CAMAFEO DE VIDA SALVAJE, TEMPRANO DE MAÑANA por Lawrence  Ferlinghetti

Junto al gran río Deschutes
                           en la orilla cubierta de césped
          el sol golpeando
                           los altos acantilados
          riscos de piedra esculpidos
                                                alto y lejos
                                          al otro lado del río

Al pie de una abrupta pendiente marrón
                                             a una milla de distancia
           seis ciervos de cola blanca
cuatro machos jóvenes con cuernos bifurcados 
                      y dos pequeñas hembras
                                             enmudecen en la eternidad 
                                                               bebiendo el río

luego en tiempo real alzan las cabezas
          y suben cada vez más arriba
                                           un empinado tenue zig zag
                      a pleno sol

Los acerco con los binoculares
                                   como en un camafeo redondo
          Hay un agujero hueco en un árbol
                                                    por el que uno mira
          Uno por uno ellos
                                            beben silencio
          uno por uno
                trepan tan calmos
                              sobre el borde del cañón
          y sin mirar atrás
                                      desaparecen para siempre
Como cierta gente
                         en mi vida


Serie "En la calle de la luna"

 
I (caminata)
calle de tierra
el tren silba alejándose
olor a pasto


II (llegada)
el perro ladra
se astilla el atardecer
alguien se asoma


III (estando)
en el sofá
libre de las palabras
el gato duerme


IV (regreso)
en la intemperie
el frío escorpión guía
siete cabezas

Postales de otoño





Llega Marzo en puntitas de pie. El clima se siente más fresco, anticipando lo que será este otoño. Los árboles cantan cuando el viento juega entre sus ramas agitándolas. Se siente el ruido de algún auto a la lejanía y me acerco a la ventana. Te busco, te pienso. Te encuentro en mis pensamientos, en una postal de esta mañana. Vos me tirabas besitos montado en tu bici antes de irte a una reunión de trabajo mientras te despedía desde la puerta de casa. Un momento hermoso más entre miles.
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El otoño llegó a Luján trayendo consigo la tibieza de una frazada, el olorcito amargo de un café que se prepara a la mañana. Trajo su follaje dorado, el viento que te sopla en la cara. Trajo montones de hojas para que alguien se dedique a juntarlas. Un desfile de abrigos y bufandas.